Escenario Cultural tuvo el privilegio de conversar con uno de los arqueólogos a cargo de la investigación y conservación de las momias chinchorro. Antes de repasar sus comentarios y los datos claves que nos reveló quisimos extraer a modo de resumen la compleja y extensa historia sobre la cultura chinchorro y como ésta fue evolucionando hacia la cultura Tiwanaku e incaica. A continuación compartimos con ustedes un pequeño repaso por el Museo de la Universidad de Tarapacá San Miguel de Azapa.
Evolución de la tradición Chinchorro, Tiwanaku e incaica
Los primeros habitantes de la región de Arica y Parinacota se registran hacia el 8.000 – 6.000 a. C. Ellos fueron principalmente recolectores, cazadores y pescadores. Hay vestigios en sus cuevas de pinturas relacionadas con la caza.
La tradición Chinchorro comienza desde el 6.000 al 2.000 a. C. El grupo cultural Chinchorro estaba compuesto por pescadores que habitaron el litoral. El rasgo más sobresaliente de esta cultura fue la práctica de conservación de sus muertos. Desarrollaron diferentes métodos para la momificación de sus difuntos. La forma más compleja consistía en la eliminación de sus tejidos, reemplazándolos por una mezcla de barro, paja y una sustancia resinosa con la cuales reconstruía el cuerpo.
Los cuerpos se depositaban en posición extendida sobre la espalda, uno junto al otro, en amplias tumbas colectivas que incluían adultos, niños y fetos.
El equipo de arqueólogos y antropólogos a cargo de la investigación de las momias Chinchorro, reveló a Escenario Cultural, que en un principio cuando investigaron los vestigios más pequeños pensaron que se trataba de pequeñas estatuillas, sin embargo y luego de analizarlas con equipos especializados aparecieron los restos óseos, ahí se percataron que eran fetos momificados y no figuras ornamentales.
El término de la tradición chinchorro se dio entre los años 2.000 y 1.000 a. C. La evolución de esta sociedad le permitió utilizar recursos naturales (semillas, raíces, conchas) en vestimentas y variados utensilios. Sus cuerpos exhibían turbantes elaborados con lanas de colores, utilizando la técnica de doble amarra y de malla.
En este periodo se da término a la técnica de momificación artificial colectiva, pasando a entierros individuales en posición lateral y flectados.
Hacia el año 1.000 – 500 a. C se generó mayor cultivo de vegetales, lo que permitió el poblamiento de los valles, cerca de vertientes. Entre los vegetales destacan: zapallo, ají, maíz, poroto, camote, achira y mandioca. Se reconoce la incorporación de la cerámica utilizada como recipientes de agua y para la cocción de alimentos. Se añade el uso del metal (oro, plata y cobre), aparece el telar desarrollando la técnica textil. Los tejidos reflejan las técnicas de tapiz, bordado de lana sobre tela y tinturas de variados colores.
La cabeza humana es un símbolo importante para esta cultura. En relación a la importancia de este culto, en los entierro algunos cuerpos fueron desmembrados y sus cabezas cubiertas en bolsas tejidas de mallas.
Alrededor del Lago Titicaca, en el altiplano andino surgen poblaciones de avanzada organización social y política. Hacia el 300 a. C comenzó la vida aldeana, a través del intercambio de productos con otras etnias y miembros de regiones alejadas. Dentro de este sistema la más importante fue la llama, ya que en las caravanas recorrían largas distancias, transportando hasta 30 kilos sobre sus lomos.
Tiwanaku: Un horizonte cultural pan andino (500 – 1.000 d. C)
La cultura Tiwanaku fue la de mayor permanencia en el tiempo. Hacia el 500 d. C se consolida como centro hegemónico gracias a una religión estatal y una sociedad jerarquizada. Su influencia llegó al sur de Perú, norte de Chile y noroeste de Argentina.
Este encuentro significó la adaptación a nuevas técnicas en los sistemas de riego, el manejo de camélidos y el uso del bronce. Destaca una artesanía creada en cerámica, cestería y tejidos, con técnicas más avanzadas, de colores variados, diseños geométricos y con figuras humanas y de animales; con una simbología reconocida en su cultura.
En cuanto a los ritos y creencias de Tiwanaku, se encuentra al interior de su panteón religioso el culto al felino, cóndor y la llama. La famosa figura que reúne estos atributos es llamada «Señor de los Báculos», imagen central en la puerta del sol del templo Tiwanaku (Al sur del Lago Titicaca).
Los rituales eran dirigidos por el chamán quien enlazaba el mundo espiritual y material. Utilizaba sustancias estimulantes y alucinógenas que a través de la música y la danza eran parte esencial de estas prácticas místicas. Las máscaras (como la del felino) se usaban como personificación de las deidades. En la cosmovisión andina el ser humano es una parte del todo, pues está integrado a la naturaleza.
En cuanto a la desintegración de Tiwanaku (1.000 d. C) se debió al desgaste de una hegemonía de casi mil años en un área muy amplia. Hacia fines de este período pequeños reinos con economía independientes se desarrollaron en esta área. En la región se conoce como Cultura Arica; esta va desde el Pacífico hasta los valles de Caplina, Lluta, Azapa, Cachacodpa y Camarones, llegando hasta Taltal. Se reconocen cuatro lenguas: uro, aymara, puquina y camanchaca.
Los desarrollos regionales de ocupación multiétnica (1.000 – 1.470 d. C) se caracterizaron por mantener una independencia por el control de pisos ecológicos. Cada piso se distingue por la abundancia de un recurso y la escasez de otros. La Cultura Arica compartió sus espacios con otras colonias altiplánicas, de la selva, del norte, del sur, aumentando su acceso a otros productos. Algunas colonias fueron: Lupaca, Pacaje y Caranga.
Entre el 1.470 – 1.532 d. C se gestó el dominio del imperio inca que aparte de dominar los reinos aymaras de Lupaca, Caranga y Pacaje, además conquistaron las colonias del Pacífico. Esta influencia fue breve (casi 50 años) pero suficiente para imponer su organización administrativa y mejoras en las tecnologías.
El inca separaba tierras para el imperio y para el sol; pedía tributo por mano de obra. Las cosechas, cerámica y tejidos tributados se almacenaban en depósitos estatales. Estos formaban parte de un sistema de redistribución, reciprocidad o de regalos, por servicios prestados al imperio.
Hacia el año 1.532 d. C el imperio era inestable, tanto por las pugnas al interior de la nobleza, como el deseo de los reinos por recuperar su independencia; lo que fue aprovechado por los conquistadores para destruir un imperio de expansión continental.
Esta expansión se extendió desde el norte de Ecuador hasta el río Maule en Chile. La cultura inca resumía la expansión y tecnología andina de 9.000 años.
Visita al Museo San Miguel de Azapa (Momias de Chinchorro)
Escenario Cultural tuvo el privilegio de conversar con uno de los arqueólogos a cargo de la investigación y conservación de las momias chinchorro. Antes de repasar sus comentarios y los datos claves que nos reveló quisimos extraer a modo de resumen la compleja y extensa historia sobre la cultura chinchorro y como ésta fue evolucionando hacia la cultura Tiwanaku e incaica. A continuación compartimos con ustedes un pequeño repaso por el Museo de la Universidad de Tarapacá San Miguel de Azapa.
Evolución de la tradición Chinchorro, Tiwanaku e incaica
Los primeros habitantes de la región de Arica y Parinacota se registran hacia el 8.000 – 6.000 a. C. Ellos fueron principalmente recolectores, cazadores y pescadores. Hay vestigios en sus cuevas de pinturas relacionadas con la caza.
La tradición Chinchorro comienza desde el 6.000 al 2.000 a. C. El grupo cultural Chinchorro estaba compuesto por pescadores que habitaron el litoral. El rasgo más sobresaliente de esta cultura fue la práctica de conservación de sus muertos. Desarrollaron diferentes métodos para la momificación de sus difuntos. La forma más compleja consistía en la eliminación de sus tejidos, reemplazándolos por una mezcla de barro, paja y una sustancia resinosa con la cuales reconstruía el cuerpo.
Los cuerpos se depositaban en posición extendida sobre la espalda, uno junto al otro, en amplias tumbas colectivas que incluían adultos, niños y fetos.
El equipo de arqueólogos y antropólogos a cargo de la investigación de las momias Chinchorro, reveló a Escenario Cultural, que en un principio cuando investigaron los vestigios más pequeños pensaron que se trataba de pequeñas estatuillas, sin embargo y luego de analizarlas con equipos especializados aparecieron los restos óseos, ahí se percataron que eran fetos momificados y no figuras ornamentales.
El término de la tradición chinchorro se dio entre los años 2.000 y 1.000 a. C. La evolución de esta sociedad le permitió utilizar recursos naturales (semillas, raíces, conchas) en vestimentas y variados utensilios. Sus cuerpos exhibían turbantes elaborados con lanas de colores, utilizando la técnica de doble amarra y de malla.
En este periodo se da término a la técnica de momificación artificial colectiva, pasando a entierros individuales en posición lateral y flectados.
Hacia el año 1.000 – 500 a. C se generó mayor cultivo de vegetales, lo que permitió el poblamiento de los valles, cerca de vertientes. Entre los vegetales destacan: zapallo, ají, maíz, poroto, camote, achira y mandioca. Se reconoce la incorporación de la cerámica utilizada como recipientes de agua y para la cocción de alimentos. Se añade el uso del metal (oro, plata y cobre), aparece el telar desarrollando la técnica textil. Los tejidos reflejan las técnicas de tapiz, bordado de lana sobre tela y tinturas de variados colores.
La cabeza humana es un símbolo importante para esta cultura. En relación a la importancia de este culto, en los entierro algunos cuerpos fueron desmembrados y sus cabezas cubiertas en bolsas tejidas de mallas.
Alrededor del Lago Titicaca, en el altiplano andino surgen poblaciones de avanzada organización social y política. Hacia el 300 a. C comenzó la vida aldeana, a través del intercambio de productos con otras etnias y miembros de regiones alejadas. Dentro de este sistema la más importante fue la llama, ya que en las caravanas recorrían largas distancias, transportando hasta 30 kilos sobre sus lomos.
Tiwanaku: Un horizonte cultural pan andino (500 – 1.000 d. C)
La cultura Tiwanaku fue la de mayor permanencia en el tiempo. Hacia el 500 d. C se consolida como centro hegemónico gracias a una religión estatal y una sociedad jerarquizada. Su influencia llegó al sur de Perú, norte de Chile y noroeste de Argentina.
Este encuentro significó la adaptación a nuevas técnicas en los sistemas de riego, el manejo de camélidos y el uso del bronce. Destaca una artesanía creada en cerámica, cestería y tejidos, con técnicas más avanzadas, de colores variados, diseños geométricos y con figuras humanas y de animales; con una simbología reconocida en su cultura.
En cuanto a los ritos y creencias de Tiwanaku, se encuentra al interior de su panteón religioso el culto al felino, cóndor y la llama. La famosa figura que reúne estos atributos es llamada «Señor de los Báculos», imagen central en la puerta del sol del templo Tiwanaku (Al sur del Lago Titicaca).
Los rituales eran dirigidos por el chamán quien enlazaba el mundo espiritual y material. Utilizaba sustancias estimulantes y alucinógenas que a través de la música y la danza eran parte esencial de estas prácticas místicas. Las máscaras (como la del felino) se usaban como personificación de las deidades. En la cosmovisión andina el ser humano es una parte del todo, pues está integrado a la naturaleza.
En cuanto a la desintegración de Tiwanaku (1.000 d. C) se debió al desgaste de una hegemonía de casi mil años en un área muy amplia. Hacia fines de este período pequeños reinos con economía independientes se desarrollaron en esta área. En la región se conoce como Cultura Arica; esta va desde el Pacífico hasta los valles de Caplina, Lluta, Azapa, Cachacodpa y Camarones, llegando hasta Taltal. Se reconocen cuatro lenguas: uro, aymara, puquina y camanchaca.
Los desarrollos regionales de ocupación multiétnica (1.000 – 1.470 d. C) se caracterizaron por mantener una independencia por el control de pisos ecológicos. Cada piso se distingue por la abundancia de un recurso y la escasez de otros. La Cultura Arica compartió sus espacios con otras colonias altiplánicas, de la selva, del norte, del sur, aumentando su acceso a otros productos. Algunas colonias fueron: Lupaca, Pacaje y Caranga.
Entre el 1.470 – 1.532 d. C se gestó el dominio del imperio inca que aparte de dominar los reinos aymaras de Lupaca, Caranga y Pacaje, además conquistaron las colonias del Pacífico. Esta influencia fue breve (casi 50 años) pero suficiente para imponer su organización administrativa y mejoras en las tecnologías.
El inca separaba tierras para el imperio y para el sol; pedía tributo por mano de obra. Las cosechas, cerámica y tejidos tributados se almacenaban en depósitos estatales. Estos formaban parte de un sistema de redistribución, reciprocidad o de regalos, por servicios prestados al imperio.
Hacia el año 1.532 d. C el imperio era inestable, tanto por las pugnas al interior de la nobleza, como el deseo de los reinos por recuperar su independencia; lo que fue aprovechado por los conquistadores para destruir un imperio de expansión continental.
Esta expansión se extendió desde el norte de Ecuador hasta el río Maule en Chile. La cultura inca resumía la expansión y tecnología andina de 9.000 años.
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